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Monday, June 15, 2020

El problema de la confianza en los bancos centrales.

Cómo Bitcoin viene a resolver el problema de tener que confiar en que los que controlan no la fastidien.


Bitcoin requiere lo que el psicólogo suizo Jean Piaget llamó acomodación de la mente para entender algo nuevo que no encaja en los conceptos que ya conocemos. Por mucho que algunos quieran asimilar Bitcoin en lo conocido, es imposible, porque Bitcoin es completamente diferente y nuevo.  


¿Y en qué es nuevo Bitcoin?


La tecnología que desarrollamos los seres humanos, desde que inventamos la rueda, ha supuesto en todos los casos avances significativos para cómo nos relacionamos y cómo interactuamos. Bitcoin, como no, es tecnología, completamente nueva. De hecho Bitcoin ha sentado las bases de una revolución tecnológica, llamada cadena de bloques, que, hasta la fecha, es la más importante en lo que va de siglo, o es de las 3 más importantes, siendo la inteligencia artificial y la robótica las otras dos. Si combinamos todas estas tecnologías tenemos una revolución que va a alterar, para siempre, nuestro mundo. 

Los algoritmos ya deciden más cosas de las que somos conscientes y la robótica está cambiando las pautas en la industria y la medicina. La cadenas de bloques, con Bitcoin a la cabeza, hacen lo  mismo para la administración de bienes, el comercio, cadenas de suministro, certificaciones, identidades, etc. 

La novedad es que las cadenas de bloques introducen en su forma más fiel a Bitcoin, un concepto fundamental: la descentralización. 



Descentralizar quiere decir que no hay un mando operativo y que todo el sistema se coordina y avanza por consenso, un consenso regido por protocolos que fomentan el buen comportamiento de los actores involucrados. Al mismo tiempo nadie debería poder tomar el control de la red, de modo que ésta funciona por un código que mantiene la lógica que debe permitir interacciones eficientes y satisfactorias para todos. El código de la red, que es a la vez ético y funcional, acaba así con el problema de tener que confiar en intermediarios y reguladores humanos, que suelen estar sometidos a los intereses de grupos de presión con poder. 

Si en el siglo XX la lucha se definía por ideologías, el siglo XXI será una competición de protocolos, cada cual presentándose como más eficiente, seguro y escalable, es decir, que permita un creciente número de actores en la red, sin que ésta se vuelva insegura o se congestione. Los protocolos que hoy dominan el panorma ason la prueba de trabajo o POW y la prueba de participación o saldo, POS, con sus siglas en inglés. Por su puesto están surgiendo multitud de variantes, en busca de la eficiencia, la seguridad y la velocidad de las transacciones. Pero lo más importante es que haya descentralización. Porque, de este modo y por primera vez, gracias a la tecnología las barreras a la participación en un ecosistema en el que se intercambian bienes y servicios por medio de contratos inteligentes y la tokenización o digitalización de los bienes, se bajarán significativamente para que una nueva generación de humanos generen inteligencia y riqueza. 


Un nuevo mundo. 


La revolución que la descentralización por medio de redes públicas y abiertas implica no es un tema baladí, porque va a transformar radicalmente los espacios de poder, de hecho, se puede producir una verdadera guerra de poder que tratará de ocupar los mejores lugares, las cadenas de bloque más poderosas, algunas centralizadas, nacional, gubernamentales, y otras, las que nos interesan, transnacionales, públicas y abiertas, como Bitcoin. 

Con todo esto queda claro que estamos ante un cambio que no podremos asimilar en los sistema actuales y que exigirá que nos adaptemos completamente, y para ello debemos comprender que ya no necesitamos poner nuestra confianza en las manos de banqueros y reguladores nacionales para poder interactuar con personas de todo el mundo gracias a redes planetarias prácticamente inviolables y que siguen sus propias reglas, las que podemos aceptar si nos gustan, o irnos a otra red que nos guste más o que ofrezca un entorno que se ajuste más a nuestras necesidades. Y las leyes, las reglas, serán dictadas por sus protocolos, igual que un juego en red. 

Tan inmensa y transcendental será esta revolución, que dentro de 50 años el mundo será completamente diferente a los que hoy conocemos y los problemas de confianza que tenemos actualmente con los gobiernos y banqueros, habrán desaparecido, con algo de suerte. 




Wednesday, June 10, 2020

El alma de Bitcoin.

Bitcoin, el código que nos protege de nosotros mismos. 

Bitcoin es el último capítulo en nuestra narrativa global e histórica sobre cómo gestionamos los recursos y los distribuimos entre todos.  Es una historia de luchas y desequilibrios. Ahora estamos en la era digital y nos hacía falta una nueva respuesta a los problemas de la distribución de riqueza en el mundo, que está sometida a todo tipo de manipulación por parte de los que tienen el control de los recursos y del dinero, sean estados o corporaciones privadas. 



Bitcoin aparece al margen de toda esta manipulación que defiende los intereses de grupos de poder. Viene a poner punto final a la mala costumbre que tenemos los seres humanos de manipularlo todo debido a nuestro egoísmo, la codicia y el afán de poder sin mesura. 

Nacido de una crisis. 


En el año 2008, en plena crisis económica causada por la codicia en los mercados inmobiliarios, un informático que se hizo llamar Satoshi Nakamoto propuso en un foro de programadores una solución definitiva a los problemas que presenta la economía mundial, a causa de los agentes corruptos que operan sobre la misma. A esta solución la llamó Bitcoin y la intención era darle cualidades que lo hicieran resistente a la manipulación de su valor. 



Para entender Bitcoin, hay que comprender su contexto y qué es lo que movió a sus creadores a desarrollarlo, porque Bitcoin surge y es aceptado como respuesta a una situación social y económica. 

A nadie se le escapa hoy en día que la crisis económica del 2008 fue causada por la manipulación llevada a cabo por ciertos individuos que querían enriquecerse a toda costa, incidiendo en los mecanismos naturales de los mercados con una adulteración sin límites de los productos financieros que los representaban. Básicamente empezaron a vender basura como si fuera oro, hasta que estalló la burbuja, cuando ya no pudieron ocultar la verdad, disfrazada durante años por bancos y gobiernos. 

Es importante darse cuenta que el fallo del sistema financiero capitalista no radica en los mecanismos propios del capitalismo, que es fundamentalmente el descubrimiento de precios por medio de la oferta y la demanda, sino en la tergiversación y el engaño de algunos o muchos operadores en este mercado. En otras palabras: la corrupción está en las personas que, por avaricia, distorsionan un sistema de asignación de recursos en su favor. 

En 2008 Satoshi Nakamoto, en busca de una respuesta a la corrupción de la economía causada por personas sin escrúpulos, planteó lo siguiente: imaginemos algo como el oro, con un valor universal sólido, pero con las ventajas que ofrece internet y los ordenadores en cuanto a almacenamiento y portabilidad; imaginemos un dinero que le gente normal pueda usar sin necesidad de ir a un banco, los causantes de nuestros problemas. Así nació la idea de Bitcoin, que se expuso en detalle en una hoja de ruta o libro blanco que cualquiera podemos descargar y leer.  

Bitcoin sería un dinero digital, un código diseñado para distribuir riqueza entre el mayor número posible de personas, prácticamente inmune a la manipulación y a la confiscación por parte de los gobiernos, aliados de los banqueros. Se trataba de liberar el dinero de nuestra codicia.  Un dinero con fácil acceso para cualquiera que tuviera internet, pero sin que nadie pudiera controlar su emisión ni su valor, que no fuera por los propios mecanismos de un mercado inclusivo, tan inclusivo que actualmente cualquier persona del mundo con un móvil puede comprar unos satoshis. Al contrario que la mayoría de los mercados financieros tradicionales, el mercado de bitcoin está al alcance de cualquiera con 5 euros en el bolsillo. Bien es verdad que Bitcoin se halla en sus años de adolescencia y que existen factores de manipulación de precio, pero Bitcoin es un proyecto de 130 años hasta su completa emisión, lo que quiere decir que pasará por fases de mayor madurez y no será hasta dentro de 10 o 20 años que la famosa volatilidad de su actual juventud, se estabilice. Bitcoin tiene, obviamente, una agenda, que parece superar el entendimiento de muchas personas, como si estuviera diseñado por un grupo de sabios. Yo no lo pongo en duda. 

¿Crisis, qué crisis? 


Al igual que en la actualidad, en la crisis del 2008 los bancos centrales, para negar cualquier problema grave o admitir ante la opinión pública la corrupción del sistema por parte de algunos o muchos bancos, empezaron a rescatar a los culpables, como quien perdona a un hijo todas sus fechorías y como si no hubiera necesidad de rectificar.  Los afectados por la crisis eran las clases medias y populares, gravemente diezmadas desde entonces, ya que sy riqueza se ha visto reducida en un 50% en 12 años, mientras los muy ricos no paran de acumular dinero regalado por los bancos centrales. 

Pero hubo quien no podía negar la verdad. Y uno de los que vieron el origen del problema en las personas que nos gobiernan y que tienen el dinero, era informático y se llamaba o se hizo llamar Satoshi Nakamoto. Los informáticos suelen confiar más en la lógica que en el criterio de las personas. Y en esta ocasión no pudieron estar más acertados.  Así que empezó a buscar una solución basada en la lógica, algo que se pudiera codificar a prueba de las manos largas de los humanos. Pero necesitaba algo en qué inspirarse. 

En medio de esa grave crisis económica, con efectos muy negativos sobre la vida humana para millones de personas, buscar algo como el oro para crear una economía estable e incorruptible, algo de valor que ha sobrevivido a los milenios y que seguimos considerando un valor, era, ciertamente, una idea lógica. Pero resulta que el oro se encuentra controlado por los poderes establecidos y concentrado en pocas manos, al menos las cantidades importantes. Las reservas de oro en forma de barras o lingotes se hallan principalmente en manos de unos pocos gobiernos, como China y Rusia. Así que el oro no podía ser una solución a los problemas económicos de los pobres y de los ciudadanos medios, los verdaderos afectados por la crisis.  Además, almacenar y transportar oro es costoso y complejo, si tenemos más de unos pocos kilogramos. 

Porque en realidad, aunque el oro físico es un recurso limitado (algún día se habrá minado el último kilogramo de oro rentable) lo estamos minando, extrayendo de la Tierra, como si fuera ilimitado. Es decir,  lo minamos a toda velocidad, a lo que dan de sí las máquinas, cada vez más potentes y eficientes. 

Se hemos convivido durante milenios con un recurso escaso e incorruptible como el oror, estaríamos perfectamente adaptados a sus rasgos de escasez y dificultad de extracción. El oro, por tanto, forma parte de nuestra genética social y económica, algo que está allí y que nadie cuestiona como valor, o casi nadie, pero sería más que suficiente para tratar de emular un valor digital, añadiendo las ventajas de la era digital, la era de internet. Pero, para que ese valor, ese dinero nuevo, fuera verdaderamente de internet y no de una empresa, tendría que ser un sistema distribuido, sin dueño. Así, Bitcoin sentó las bases de un internet con valor, pero sin un poder central que controla dicho valor: la cadena de bloques, abierta y pública, hay que matizar. 

La informática al rescate de la Humanidad.


El oro, a pesar de ser escaso, se extrae sin mirar cuánto pueda quedar. Es decir, no hay un plan de minería lógico. Tan sólo responde a la demanda de oro por parte de los clientes más poderosos, que controlan el mercado. Se extrae oro como si no hubiera un mañana. 

No ocurre lo mismo con Bitcoin, igualmente limitado, gracias a su propio código, pues en total solamente puede haber 21 millones de bitcoins. Satoshi Nakamoto aseguró que el código central de Bitcoin produjera una emisión regular y progresivamente reducida de moneda, en un marco temporal que abarca 130 años aproximadamente, de forma que nadie pueda acelerar la extracción de bitcoins. Tiempo, dificultad e incentivos al buen comportamiento, inspirado en la teoría del juego, son mecanismos que regulan de forma automática dicha extracción. Los detalles técnicos no los podemos desarrollar aquí. Basta con entender que el código de Bitcoin utiliza el tiempo, la dificultad y los incentivos, para que los participantes de Bitcoin sigan las reglas del juego y no sientan la tentación de quedarse con todo el pastel. Nakamoto ha creado un código que debe preservarnos de nuestros propios errores humanos, de nuestras debilidades frente a lo que reluce. Se puede decir que Bitcoin es sabiduría, como un padre que protege a sus hijos de cometer una estupidez, como la que produjo la crisis del 2008. 


Satoshi Nakamoto decidió, junto a un grupo de desarrolladores, crear una moneda digital, fácil de almacenar y transportar por la red, pero con las características positivas que dan valor al oro físico: su escasez y su incorruptibilidad o nobleza.  Que el oro no se oxide nos tiene simplemente fascinados, porque representa un pedazo de algo eterno. Satoshi Nakamoto vio en estos rasgos la esencia de Bitcoin. Así que codificó ese dinero digital de tal manera que se pareciera lo más posible al oro en cuanto a dinero 'duro'. Incluso mejoró dicha característica, programando la producción y distribución de Bitcoin de una forma más eficiente y lógica que el propio oro, todo ello en el código que hoy constituye Bitcoin como sistema distribuido, llamado cadena de bloques. 

Dado que la crisis financiera del 2008 fue causada por personas en instituciones corruptas por la codicia y que actuaban de intermediarias entre clientes, Nakamoto también tuvo claro que tenía que eliminar al ser humano de la ecuación de un dinero nuevo y digital. Para Nakamoto Bitcoin sería, por tanto, dinero incorruptible, escaso y no manipulable por los humanos. Quizás fue la primera vez en la Historia que un código estaría por encima de la mente humana. 

Una de ls cosas que hace falta entender es que Bitcoin no es una empresa, ni un grupo de personas con una jerarquía empresarial o gubernamental. Bitcoin es Bitcoin, una red distribuida a nivel mundial, que permite la entrada de participantes, con sus reglas de juego perfectamente definidas, reglas que se basan en la teoría del juego y el valor dado por la escasez de un bien incorruptible. 

¿Pero cómo funciona, básicamente?


1. Cantidad limitada. Escasez fijada y no manipulable: no habrá nunca más de 21 millones de bitcoins. Todos los bitcoins se producen de una manera programada por un código que establece las cantidades y el tiempo. Puede sonar a comunismo, pero en realidad sigue una lógica natural de un recurso escaso y difícil de obtener, además de ser incorruptible, lo que aumenta su valor.  De este modo, el último satoshi (la mínima fracción de bitcoin) minado en la red Bitcoin se entregará a un minero en el año 2140 y no podrá ser antes, ni después, por lo que Bitcoin es una red inteligente programada, con valor intrínseco que nos permite planificar nuestros esfuerzos (inversiones)  perfectamente. 

El valor de cada bitcoin se rige por un mecanismo de oferta y demanda. Reduciendo la oferta progresivamente, durante un largo periodo de tiempo, que permite la adaptación de los agentes participantes en el tablero de juego, cada bitcoin y cada satoshi, que es la cienmillonésima parte de un bitcoin, tendrá un valor mayor cada año. 

2. No manipulable y confiscable: nadie puede cambiar Bitcoin (la red)  como código y es el propio código que se protege a sí mismo de ello. Los miles de nodos que conforman la red Bitcoin vigilan de forma automático que los tramposos se queden a la puerta sin recompensa. Bitcoin funciona igual que un juego online en grupo: premia a los que mejor juegan, respetando las reglas. 

3. Porque cada bitcoin es una recompensa por un trabajo bien hecho. Al igual que el oro es la recompensa del minero que se esfuerza por extraerlo de la Tierra, los bitcoin que se extraen de la red Bitcoin, son el premio al esfuerzo de un minero o grupo de mineros que resuelven un complejo problema matemático. 

Descentralización. 


A mismos tiempo, la tecnología que subyace a Bitcoin, las redes descentralizadas de información o cadenas de bloques públicas y abiertas ( a diferenciar de las cadenas de bloques privadas y centralizadas), son la promesa, largamente esperada, de un internet que distribuye el poder que otorga la información, en lugar de concentrarlo en pocas manos, como está ocurriendo ahora, concentrando a su vez, como consecuencia, la riqueza en una élite cada vez más poderosa e intocable. O eso creen, acumulando dólares. 

Para resumir: qué es lo que nos ofrece Bitcoin y que constituye la esencia de su papel como herramienta de cambio de paradigma? 

1. su inmutabilidad, es decir su inmunidad a la corrupción, fijando todos los rasgos de su ser en un código que trata de emular la manera más natural de algo valioso, por noble y escaso. 

2. la descentralización de su red, es decir la antítesis de lo que es internet hoy, en manos de unas pocas empresas como Amazon WS  que concentran todo el tráfico de datos en sus servidores, violando sistemáticamente la privacidad de cientos de millones de usuarios. Esa es, al menos, la percepción que tenemos algunos, que no nos fiamos de las grandes empresas y sus ejecutivos ávidos de poder y dinero. 

Alguno dirá que Bitcoin no es privado, porque es una red pública. Pero ante este argumento cabe decir lo siguiente: Bitcoin no almacena nombres ni direcciones ni teléfonos, sólo claves alfanuméricas. Y, lo que es más importante: ha sentado las bases de una forma definitiva para la revolución tecnológica de las cadenas de bloques abiertas y descentralizadas, para un internet libre y privado, un concepto que traicionamos hace 30 años y que va siendo hora que recuperemos. 

Las ventajas de Bitcoin. 


Frente al el dinero FIAT o fiduciario (viene de la palabra fiar, porque nos fiamos del que lo emite)  emitido como deuda por los bancos centrales y de crédito, Bitcoin ofrece al ciudadano de a pie una serie obvia de ventajas, que son: 

  1. almacenamiento a bajo coste o casi coste cero en la cadena de bloques.
  2. seguridad criptográfica, por medio de la dificultad minera y claves privadas.
  3. descentralización al existir miles de nodos, cada uno con una copia completa de la cadena de bloques. 
  4. transportabilidad de persona a persona, sin intermediarios, a nivel planetario, por internet.
  5. valor creciente en sus 11 años de Historia, siendo rentable el 97% del tiempo. 
  6. escasez programada, que permite planificación. 
  7. elevada capacidad de división, pues un bitcoin está formado por 100 millones de satoshis. 

Aplicaciones de Bitcoin en la vida real: 




















¿Marxismo o Bitcoinismo?

¡Debemos rescatar el manual del socialismo del siglo XX o buscar alternativas como Bitcoin?


Ante los graves problemas que están causando las sucesivas crisis económicas, más de uno parece estar rebuscando antiguas fórmulas de intervencionismo estatal en la economía y, por tanto, en la sociedad, para solucionar la distribución de los recursos y de la riqueza en el mundo. Y es que de todos los problemas que tenemos se responsabiliza hoy en día al capitalismo, liberalismo o neoliberalismo. 

Malas acuñaciones terminológicas aparte, primero hay que reconocer que no tenemos en la actualidad otro sistema económico mundial al que culpar que el capitalismo, ya que el comunismo se derrumbó hace 30 años. También entonces se culpaba de todo mal al sistema, cuando el mal reside en las personas. Es una especie de ceguera que tenemos los seres humanos, que no nos permite ver que somos las personas los responsables de los fallos sistémicos y no los sistemas en sí. Claro que es más cómodo, incluso lingüísticamente, decir que la culpa es de tal o cual sistema, del comunismo, o del capitalismo. Pero la comodidad jamás nos ha llevado muy lejos en la búsqueda de la verdad, que está en los detalles. Y en mirarnos al espejo. 

Lo cierto es que tanto entonces, cuando el Comunismo causó graves problemas de distribución de recursos, como en el 2008, como ahora, la culpa es nuestra, bueno, no de todos, pero de la mayoría de nosotros, que participamos en un sistema financiero. Es verdad, qué duda cabe, que el pobre Juan Medio que pide más dinero prestado del que es capaz de devolver, o lo pide en un mal momento, no tiene la misma responsabilidad en las crisis financieras que Don Ricardo Rico, que manipula los productos financieros y juega con información privilegiada. El primero es un pobre confiado mal informado que trata de realizar su sueño o simplemente salir a flote con ayuda de un banco, y el segundo es un delincuente codicioso con licencia para operar dicho banco. 


Pero, una y otra vez, cuando se produce una crisis económica, que vale tanto como decir una crisis social y de bienestar, son determinados grupos de personas con poder los que han forzado la máquina. 

Y dado que los marxistas y demás ideólogos románticos han estado callados durante tres décadas, ahora les ha llegado el turno, en algunos foros, de invocar viejas fórmulas bajo la consigna de 'ves, el capitalismo ha fallado, ya te lo dije'.  Wrong!

Repito: los que fallamos somos nosotros. ¿Pero, qué nos hace fallar? Muy simple: La falta de solidaridad y de inteligencia, o el afán de poder personal, que es lo mismo. Simplemente no estamos a la altura para gestionar los recursos de todo un planeta. En el mejor de los casos estamos aprendiendo. Tal vez necesitemos algo de ayuda, algo que nos proteja de nuestra estupidez y de nuestro egoísmo. 

Entonces, ¿cómo se nos puede ocurrir regresar a ideologías de intervención en los mercados del siglo XX que ya demostraron ser un completo desastre?  Yo no lo sé...



Lo que sí sé es que la solución a este dilema, a esta desesperación global que nos lanza de una crisis a la siguiente en ciclos cada vez más cortos, ya puede existir. Y se llama Bitcoin y blockchain o cadena de bloques. Bitcoin se basa en algo que está revolucionando el funcionamiento del mundo: una red distribuida de información con miles de copias y un protocolo que incentiva el buen comportamiento, basado en la teoría de juegos. Si no se entiende, que se lo pregunten a un gamer.  Ellos juegan en un mundo perfecto en el que las reglas del juego funcionan, recompensando a los que se esfuerzan y penalizando a los tramposos. Eso es Bitcoin

Bitcoinismo.



¿Pero cómo puede Bitcoin y la cadena de bloques evitar que tengamos otra crisis similar, causada por la mala distribución de la riqueza y el poder, que lleva al derrumbe de los mercados?  Simplemente porque nos quita el mando, nos aparta del control, que queda protegido por el código central de Bitcoin. Bitcoin es una red, que funciona como un juego online, que recompensa a los mejores jugadores que siguen las reglas, pero que trata sobre ganar dinero, usar dinero y crear riqueza.

El problema central de las últimas crisis, provocadas por burbujas financieras, ha sido y es la repentina pérdida de valor de un bien o bienes, lo que hace que un mercado colapse, ya que entra en pánico. Esta ´perdida de valor la provoca la idiosincrasia humana, cuando el miedo controla nuestras decisiones y cuando las que tomamos anteriormente no eran lo bastante prudentes. Esto se llama codicia. La codicia siempre lleva a querer más y eso lleva a manipular el flujo de recursos en nuestro favor. Bitcoin es una barrera a la codicia, al estar el flujo controlado por el código y la recompensa basada en el trabajo duro, que es minar bitcoin. Es tan simple que parece mentira, pero funciona. Pero hay que recordar que Bitcoin es igual a blockchain y blockchain es un sistema descentralizado no manipulable. Los que sueñan con derribar fronteras, han encontrado la herramienta perfecta para ello en la cadena de bloques y en Bitcoin como el máximo exponente. 

Democracia

Si queremos entender el rol de las cadenas de bloques en nuestra sociedad, tenemos que pensar en ellas como comunidades de miles o millones de personas conectadas en ámbitos transnacionales, reguladas por  mecanismos democráticos de consenso, protegidos por protocolos de inteligencia artificial  y criptografía. 

A pesar de los temores a una supuesta dominancia de las máquinas inteligentes sobre el ser humano, lo cierto es que la tendencia sobre la toma de decisiones en este siglo está claramente marcada por la inteligencia artificial y el uso de las cadenas de bloques, que, juntos, forman el luminoso tándem de la siguiente revolución tecnológica con claros beneficios para nuestra sociedad. Entendiendo claramente los riesgos de cualquier sistema y siendo conscientes de que también habrá abusos, lo importante es que esta tecnología podrá llevar a un cambio de conciencia sobre quién o qué toma ciertas decisiones y pone en marcha los mecanismos, siendo una mayor lógica el criterio dominante, en lugar de intereses parciales de grupos de poder. Porque, y esto es precisamente lo que esta demostrando Bitcoin como cadena de bloques, una vez puesta en marcha una cadena de bloques abierta, ningún grupo de interés puede alterar su protocolo, si no es por consenso general. 

Libertad


Así es como funcionan las cadenas de bloques abiertas y públicas, como excelentes herramientas democráticas. Mirando a nuestra Historia y sintiendo el eco de las sociedades que construimos a lo largo de los milenios, se hace evidente que estamos entrando en una nueva fase de regulación de nuestra convivencia, una fase que re-dibujará nuestros espacios, que serán transnacionales y multinacionales, aumentando enormemente nuestra libertad, pudiendo participar en proyectos sin una ubicación geográfica concreta, lo que re-definirá nuestra forma de interactuar. La palabra clave es consenso. 



Desde cuando la mayoría de seres humanos eran simples esclavos de las élites, y, a lo largo de los siglos pasaron a súbditos feudales y ciudadanos con derechos limitados, cualquiera que actualmente quiere llevar su vida a un nuevo nivel de participación por consenso, puede unirse en el futuro a una cadena de bloques y ser recompensado económicamente por respetar las reglas del juego de una Comunidad, que es lo que se está construyendo y en lo que se está haciendo hincapié en cuanto rasgo importante que da valor a un proyecto: una comunidad fuerte y democrática. 

La mayoría de cadenas de bloques, que actualmente se encuentran en fase de pruebas, como Cardano, Ontology, Chainlink, etc, ya ofrecen la posibilidad de participar  en sus redes de prueba y en breve será global. A través de dichas cadenas se van a ofrecer multitud de servicios gestionados por un protocolo de consenso y transacción vigilado por los desarrolladores y el propio código. Si se entiende este movimiento a fondo, se comprende también que volver a ideologías del siglo XX, y poner de nuevo en manos de una élite las decisiones que afectan a nuestras vidas, es regresar a un pasado que ya fue superado. Hay un creciente grupo de personas que están comprendiendo esto y que están formando comunidades crecientes alrededor de cadenas de bloques incipientes que prometen una vida mejor, porque son inclusivas, democráticas y lógicas, pero, sobre todo, descentralizadas. 

Por último, no olvidemos la famosa cita de Lord Acton: El poder tiende a corrompernos, y el poder absoluto corrompe absolutamente. 

Invertir en Bitcoin en España

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La entrada al mercado va acompañada de una campaña creativa que se centra en nuestros puntos fuertes.

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El impulso de Bitpanda para convertirse en el neobroker número 1 de Europa



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